Impuestazo en Monte Hermoso
Un grupo de vecinos de Bahía Blanca se organizaron en claro rechazo al elevado incremento de los impuestos en nuestra ciudad
Un distrito pequeño que “nace” en 1979. Cuidad joven pero pujante dicen, que recorre su trayectoria política desde 1983 de la misma mano. Que genera progreso, crecimiento demográfico, empuje, turismo, barrios de clase media alta pero no empleo, emprendimientos, industrias. Una economía que florece en época estival a través de la maquinaria que se pone en marcha para atender a cientos de miles de turistas, pero que se estanca en invierno, donde los escasos 8 mil habitantes se reparten entre las oficinas públicas, las escuelas, el banco y los negocios en general atendidos por sus propios dueños en esta época.
Desafío para economistas entender cómo funciona y cómo generar y sostener una economía sustentable con una población que forma parte mayoritariamente de los servicios que se le ofrecen al turista.
En ese panorama, es innegable el reconocimiento de los propietarios que han invertido en la ciudad pero no viven acá. Pero pagan impuestos.
Este fue el año del quiebre. El incremento de los mismos de la mano de la gestión del intendente Alejandro Dichiara colmó el aguante de estos propietarios, en su mayoría de la ciudad de Bahía Blanca.
A tal punto fue esto, que el clamor popular fue creciendo e increíblemente (en este pueblo donde “nunca pasa nada”) se organizaron y se movilizaron exigiendo se revea este último incremento que fue del 60% sobre los impuestos del año pasado (y algunas informaciones dicen que llegarán al 100% con posteriores reajustes).
Hay varios aspectos que destacar: en primer lugar que el grupo de vecinos autoconvocados (que se autoproclamó MONTE HERMOSO IMPUESTAZO) no solo se movilizó al municipio solicitando ser escuchado, sino que (después de esto) sigue organizado y creciendo. Ya tienen asesoramiento legal (hay varios abogados trabajando dentro del grupo) y planificadas actividades en la firma persecución del objetivo: que el intendente revea esta suba, la reconsidere y los baje.
Por otro lado, el intendente que –como lo hace habitualmente- generando el rechazo de la gente, casi simultáneamente a la presencia de los autoconvocados en el municipio (el 31 de enero) se comunicaba con las radios locales y expresaba en vivo y al aire –con firmeza- que los impuestos no se iban a bajar, en un discurso que expresaba justamente lo contrario de lo que le habían dicho a los vecinos representantes del grupo (fueron 6) que se habían entrevistado en el Honorable Concejo Deliberante con el Secretario de Economía y Finanzas Matías de Angelis y el presidente del HCD David Quintana y quienes les habían expresado en esa reunión que iban a tratarlo, estudiarlo, analizarlo.
Y en tercer lugar, la reacción de la gente. Y nuevamente quedó a la vista la grieta. Esa división insalvable que va más allá de la bandería política. Una división sustancial que genera dos campos, dos perspectivas de vida, dos modos de vivir. Los que pagan los impuestos y con su trabajo pudieron comprarse la segunda vivienda para vacacionar y los otros; los que viven de la teta del Estado, que trabajan en el Estado, viven del Estado y trabajan para el Estado (en todos los casos el Estado municipal de Monte Hermoso).
Pudo observarse tal grieta, tal resentimiento, tal defensa del estado dichiarista que obligan a preguntarnos el por qué. Ya que esta división excede el pago de impuestos; máxime cuando se dice extraoficialmente que los empleados municipales, los funcionarios y otros tantos más no los pagan.
Una grieta que genera resentimiento y declaraciones altamente desubicadas de algunos funcionarios del municipio (más allá de todo protocolo y ubicuidad). Otra vez aparece la división entre los unos y los otros. Y el tema no son los impuestos, el tema es quiénes somos y cómo nos sentimos con eso.